lunes, 25 de junio de 2012

Compasión, compartamos de corazón.

La compasión, como muchas viejas virtudes, no está de moda. Huele un poco a antiguo, sabe un poco a paternalismo. No en vano, alguna vez hemos dicho o escuchado decir: por favor, no me tengas compasión. En nuestra sociedad individualista y exitista, no hay espacio para esa actitud del alma, que repara en la necesidad de los demás y se conmueve ante ella.

Sin embargo, la compasión hoy es más necesaria que nunca. En este mundo agitado y competitivo, cada día más masivo, cada día más difícil y amenazado, nos urge contar con más corazones sensibles ante el dolor y la miseria ajena. Son tantos los que quedan a un lado del camino, son tantas las personas solas y tristes, necesitadas y sin esperanza...

Nos cuesta tanto compadecernos. Estamos tan atareados con nuestras preocupaciones, estamos tan concentrados en sobrevivir en medio de esta selva, que creemos que es un lujo reservado para pocos el compadecerse por quien sufre. Sin embargo, cuando sufrimos y lo pasamos más, cómo echamos de menos que una palabra se nos diga o una mano se nos tienda... y pensamos o decimos "si estuvieras en mi lugar..."... me entenderías..., pero una vez que salimos de la aflicción nos dura poco la solidaridad espontánea y de a poco reconstruimos esa coraza que nos separa del mundo y nos vuelve insensibles.

La compasión requiere un constante esfuerzo por quitar las capas del corazón que nos hacen herméticos ante el dolor ajeno. Es una conquista que se consigue con tesón y decisión. Sin compasión, iremos cada día construyendo una sociedad más cerrada y excluyente, donde las divisiones no estarán marcadas tanto por los apellidos o por las razas, sino por el fatalismo de la "mala suerte" que desplaza lejos a quiénes no les ha tocado la fortuna de contar con oportunidades.

Cada día necesitamos, junto a una buena ducha de agua que nos refresca y nos limpia, darnos una buena ducha que nos refresque el alma frente a las necesidades de quienes nos rodean. Ante cada mirada, ante cada rostro que se nos cruza en el camino, intentar preguntarnos, cómo lo estará pasando, qué estará viviendo, qué necesitará. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario